jueves, 17 de marzo de 2011

HOMELESS


Nací deshabitado.
Recorrido el camino  sólo quedan
recuerdos de puertas cerradas,
y ojos y ventanas despectivos.
Amargo y duro es el pan del pobre.
Yo he sido pobre siempre,
aunque he fingido no serlo en el camino.
Crecí como una lágrima de un dios inapropiado.
Así, desnudo de presencias y sentido,
acudo al laberinto de espejos, me sorprendo
mirándome en los ojos de los otros.
Vivo deshabitado.
(Nadie aviva el fuego si hay olvido).
La comida que como me es innecesaria.
El silencio me envuelve, es mi frazada breve.
Mi alma mutilada grita siempre.
De mis rodillas a mi estómago,
tan sólo tengo desvaríos y agonías.
Camino insomne y poderoso,
y mi miseria no es necesariamente
vergüenza o desacierto.
Soy ese peregrino que bebe en catedrales
el agua bendita de los días.
Cuando las ventanas se encienden
vuelvo a ser ese niño que miraba furioso
lo que otros no sabían que era un privilegio.
El futuro es lo mismo.
Un largo vacío innecesario.
Un absurdo misterio.
Un desconcierto.


1 comentario:

  1. Mi querido y adorado poeta, este poema es precioso, amargo triste...pero hermoso.
    Besotes.

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