martes, 22 de marzo de 2011

QTOÑAL.

Tu  presencia en mi alma sigue siendo
una luz inquebrantable,
fervor de un aire puro, oficio de agua limpia,
clara espuma de Mar en luna llena.
Sigo creyendo a mi manera, que  era cierto
todo aquello que hacías con tus manos
mientras mi voz surgía de una oscura roca
y hacía temblar tu piel enamorada.
Puedo recordar sin miedo cómo miran tus ojos
sabiendo que era cierto
todo aquello que gritaba
con tu nombre en mi boca.
Sin embargo camino
por un mundo sin tregua y desolado.
A mi costado,
-vasijas de hueso y sangre-,
animales desesperados y vencidos
caminan ciegamente en círculos concéntricos.

En la macabra desnudez de algunos árboles
que presagian el otoño ya cercano,
grabo tu nombre sonriendo como un niño.
No importa que lo sepas o no,
algunas tardes,
te llevo a pasear conmigo por lugares
que nunca conociste, mientras  miro
cómo bailan las hojas que han caído
aquella antigua danza sin olvido.

2 comentarios:

  1. Uf...querido amigo. Es tan hermoso el otoño, lo recuerdo y lo añoro. Es muy hermoso tu poema y, como siempre, me emociona.
    Besos.

    ResponderEliminar
  2. "De no estar tú,
    demasiado enorme sería el bosque"

    dijo el poeta, simbiosis (tal vez) de samurai y cometa.

    ResponderEliminar