Tú estuviste a mi lado cuando nadie quería.
Cuando todo se desmoronaba,
cuando la soledad y el olvido eran mi tumba,
me hiciste sonreír como un bromista
que descubre el misterio de la risa.
Y fuiste tú quien estuvo
difuminada y silenciosa a mi lado
bajo la lluvia triste y el sol que derretía.
Y nadie más que tú estuvo en mi costado
Cuando creaba o soñaba, gemía o cantaba,
o derribaba los muros que encerraban mis ojos.
Cuando todos ocultaban los suyos a mi paso,
tú encendías de furia indisoluble, incorruptible y sola
mis gestos y mis voces.
En el destierro estuviste conmigo.
Hasta la muerte eres yo y te pertenezco.
Como tú me perteneces.
Eterna y dulcemente y sin sosiego.
Simplemente hermoso, poeta querido. Un beso muy grande.
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