Ya es una lejanía la luz que iluminaba
el aire puro y la montaña y el mar ya derrotado por la roca,
y la mañana oscura del bosque en el que habito.
Ya todo es lejanía y poco importa.
Uno asciende desde el abismo hasta la cumbre
y es idéntico paisaje
el que se ve al retorno de la altura.
Ya mismo es mañana y el canto consabido.
Ahora ya no es ahora sino tránsito.
El viento infinito se renueva
al igual que la luz que nos circunda.
El olvido es olvido siempre y hasta nunca.
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