jueves, 28 de abril de 2011

REFLEJOS.

En realidad, jamás fui consciente del momento en que me sucedió esto...hasta esta tarde.
Vivo en un lugar que carece de espejos.No por decisión propia,sino porque recibí la casona en este estado, y no quise cambiarlo.Tampoco tenía razones ni fuerzas para hacerlo.
Mi papel de casero me ha permitido dedicarme a mi pasión secreta de jardinero y coleccionista de insectos, y aquí no he sido molestado durante los últimos 11 años.
Pero esta tarde, en una de mis raras visitas semanales al pueblo, noté el cambio.
Nunca me ha gustado llamar la atención de nadie.
De hecho considero a las personas un mal necesario.
Por lo tanto, que los pocos seres que encontraba en el camino de jaran de saludarme, tampoco me molestó demasiado.
Que los perros y gatos se escondieran a mi paso, me dejó perplejo.
Pero que la dependienta del mini-mercado donde realizo mis escasas compras no me dirigiera la palabra y ni siquiera me mirara, agotó mi escasísima paciencia.
En mi cascada voz le pregunté qué le pasaba, si le debía algo, o había hecho algo que le molestara.
Asombrado, vi como se levantaba de su asiento y se iba sin siquiera contestarme.
Mi pequeña compra aún reposaba en el cesto, y ella, con un gesto de fastidio e interrogación muda, lo tomó en sus manos y se lo llevó a la parte trasera del negocio.
No supe qué hacer.
Ofendido y dolido, entendí que lo que siempre pensé de las personas ya era definitivo en lo que a mí concernía.
Salí cansado y triste.
Me volví a mirarme en el reflejo de la ventana para saber si algo de mi aspecto sería lo suficientemente desagradable como para justificar esa actitud.
Y yo tampoco me vi.

1 comentario:

  1. En el fondo lo que creo, mi querido poeta, es que nadie te sabe ver de verdad.
    Me encantó tu poema...te felicito.
    Besos.

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