jueves, 13 de octubre de 2011

ESCOLLERAS. (TUNECINAS).

El jardín del alma soporta 
la lluvia militante,
y mis pasos me llevan lentamente
a la escollera azul de los recuerdos.
Los barcos predominan, y ya es otro paisaje.
La distancia se vuelve condición y sustancia
de aquello que me alienta.
Dónde están los amigos que soñaron conmigo,
adónde fueron todos aquellos que murieron.
Yo escribiré dejando constancia de aquel tiempo.
Cada uno en su sueño y en su cielo.
Cada uno en lo dicho y en lo hecho.
El viento enardece los árboles que crujen
y a su paso la vida recrea otro paisaje.
Hay hombres y mujeres que corren y refugian
su miedo de la lluvia.
Yo emerjo ante la espuma y pienso todo.
Recuerdo lo que viví y lo que no pude,
lo que no me atreví o nunca supe.
Mis fantasmas acuden y me aturden.
Son ángeles inmensos disfrazados de angustia,
estatuas de sal que el mar derrumba.



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