martes, 25 de octubre de 2011

QUE TODO EL AIRE SEPA. (TIBETANAS).

Soy dueño del silencio que me alberga.
El visitante único
de un sueño envuelto en miedo.
(Ese es el territorio al que dedico
lo que queda de mi capacidad para el esfuerzo).


A mi costado la vida es agua luminosa.
Yo sin embargo, ya sólo veo la tierra.


(Acaso era preciso llegar a este momento
en el que cesa todo movimiento,
y descubrir sereno,iluminado,entristecido,
que al final del libreto,
 todo era patraña y desacierto).




Yo habito en esta roca que no grita.
Me envuelve el aire,el agua,la neblina,
hilachas de otro cuerpo que gime y persevera.


 Imagino
ser una lava ardiente que devora
el paisaje que amo, 
la piel que me detiene.




La libertad, me digo torpemente,
no puede caer en el olvido.


Convencido que el aire navega sin destino,
y que la vida misma
 es todo un escenario repleto de espejismos,
me recuerdo a mí mismo, mirándome al espejo,
el desenlace de esta historia
marchita y dolorosa.


Que todo el aire sepa, fuera de toda duda
que he aprendido a volar en solitario
sin otra condición que el mismo vuelo.


 En realidad, ahora mismo tan sólo veo La Tierra.
Desde lejos.

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