jueves, 6 de octubre de 2011

MALABARISTA.

Abarco el Universo si recuerdo
tus ojos en los míos tanto tiempo.

Incluyo el espejismo de la vida
en la ecuación dolida
del aire que respiro.

Nadie sabe de mí.
Nadie sabe quién soy o cómo he sido,
nadie supo
todo eso que vi, toqué,amé o maldije,
nadie sabe si como o adónde me dirijo.

Un gigante me aferra por la espalda,
me rompe y me mutila,
pero mi sangre canta en las esquinas.

A esa luna le faltan amapolas.
-Digo sin que nadie oiga o comprenda lo que digo-.

Con manos de Arlequín malabarista construyo catedrales
que en lugar de vitrales tienen ojos.
Yo vengo a perdonar-digo sonriendo-.
y miro hacia esos ojos.
Sin que nadie me mire o me comprenda-.

Toco a las personas buscando su corazón
y sólo encuentro su miedo y sus espejos.

Me pongo un viejo sombrero en bancarrota
y arrastro los pies por la arena y la roca
mientras mis dedos de Arlequín malabarista
destilan la vida gota a gota.

Yo soy la levedad con la que acudo
y de la que me sirvo
para grabar  tu nombre
en esta larga noche de vino tercipelo.

Más allá del dolor habrá una pausa.
Un instante supremo.
Será como el terror fulgurante que produce
el halcón con su vuelo entre palomas.

Vengo hasta el acantilado de la noche
y tomo nota.

Tengo una esperanza que dibujan
mis manos de Arlequín malabarista,
que será como un tatuaje indeleble en la corteza
 del formidable árbol de la vida.

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