martes, 5 de octubre de 2010



Acaso es el silencio que crea el espejismo.
Es posible que tu voz cambie el domingo.

Acaso el caminar desandando la orilla,
el mirar a lo lejos, como un barco se extingue,
o mirarte en el fuego y recordar tus gestos.

Acaso es este frío de ver pasar las vidas
de otros, por la mía.
Y quedarme igual a solas y en silencio
mientras sueño, pinto, preparo el café
o descubro senderos repletos de pájaros y vientos.

Quizá sea la vida acumulando espanto.

A lo mejor de pronto es algo nuevo que aún no conocía.
Se parece a un espejo que celebra
la luz que se refleja,
mientras remuevo el fuego y recuerdo el gesto.

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