martes, 5 de octubre de 2010

Mi ángel de la guarda se toma el día libre
los domingos de otoño.
Persigue otros sueños, otras lunas,
recorre otros senderos, se mira en otro espejo.
Mi ángel de la guarda se toma el día libre
los domingos de otoño.
Debo aprender, (nunca se es totalmente sabio)
a invitarlo a un café por las mañanas,
a reír en su cara antes de que levante el vuelo.
quizá deberé cerrar esta ventana y esperar la primavera y sus domingos

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