viernes, 1 de octubre de 2010





miércoles, septiembre 27, 2006

Mientras el hombre, envuelto en dudas,
construye un mundo que presagia
su miedo más hondo
su infierno semejante,
su espejo de ultratumba,
nieblas luminosas envuelven
a monos balbuceantes
a los que alguna vez alguien les dijo
que el futuro era esto semejante a La Nada.

(a la luz del amor suceden otras sombras,
un rotundo himno sonoro que sorprende,
una ardiente luz herida por el viento
que sacude la roca del olvido
y hace temblar los pájaros)

Mientras el hombre duda, destruye, olvida, perpetúa,
algunos acumulan presagios de la libertad sonora,
de ese angustioso momento en que una idea
ilumina el futuro como un rayo sublime, aterrador, inmenso.

Mientras el hombre, envuelto en presagios
se mira en un espejo desolado,
alguien en algún lugar escribe música,
y en medio de la niebla luminosa
que envuelve a monos balbuceantes
dice:
Lo mejor que os espera es ese fuego idiota
que destruye el alma antes que la carne se destruya
y lo peor no es ni esto ni aquello, ni lo otro,
lo peor es el olvido que antecede a La Nada,
el verdadero espejo de ultratumba,
el lobo verdadero que devora
el inútil cordero de la duda.


Piedra Sola
8/02/97








Te miro llegar y pienso que los pájaros
son notas musicales que proclaman
la canción de tu nombre por el aire.
Te veo acudir hasta la sombra que envuelve
mi nostalgia,
y en el aire infinito
resuenan sinfonías de luces en tu nombre.

Hasta el silencio que soy sin ti,
acuden tempestades presagiando tu voz,
tu voz que enciende el aire
y que lo envuelve,
tu voz que me recubre de pan y de terciopelo.
Te veo acariciar los días con tu risa,
y pienso que será cierto todo,
si sucede tu presencia de luz
en esta oscura ausencia que es mi vida.

Y todo,
todo, todo,
será posible todo
si es cierta la alegría que despierta en tus ojos
cada vez que te miro
y que descubro que los pájaros
son notas musicales que proclaman
la canción de tu nombre por el aire.

8/2/97



Leo AntunezEnlaces a esta entrada

martes, septiembre 26, 2006

MALDIGO EL SILENCIO

Maldigo el silencio que provoca la muerte.
Maldigo el olvido, la ausencia, el asombroso vacío convocado en su nombre.

Maldigo el misterio que provoca la muerte.

Quiero ser el alquimista, el mago,
que venza a la oscuridad, y perpetúe
el amor y la risa, el sonido y la furia,
el dragón de ternura que persigue y alcanza
la eterna certidumbre de la vida.

Deberemos vencer antes de que el olvido, la ignorancia y el miedo,
transformen el planeta en un vacío perpetuo
sin posibilidad para el amor, la esperanza, o el dios pequeño y  puro que aún llevamos dentro.


En Maró.
2006-09-03












Leo AntunezEnlaces a esta entrada

ALGUN DIA EN MI NOMBRE

Algún día en mi nombre llamarán a tu puerta.
Te hablarán de mí como si hubiera muerto,
Como si hubiera callado,
Como si ya no sembrara palabras en el viento.

Alguien alguna vez dirá a quien quiera oírlo,
Que amé y que me amaron libremente,
Como el pájaro al aire y viceversa.

Algún día en mi nombre llamarán a tu puerta.
Te hablarán de mí como si alguien alguna vez,
-excepto tú- me hubiera conocido.

Pero tú y yo sabemos del olvido y la muerte.
Tú y yo sabemos de los pocos amigos.
Del hambre y del silencio y el misterio que encierran.

Algún día en mi nombre llamarán a tu puerta.
Habrá un silencio espeso y una niebla oscura.
Un mundo sin poesía no es un mundo vivo
Dirás en voz muy queda,
Y eso les guste o no -dirás una vez más-
El no lo hubiera querido o soportado.

Algún día en mi nombre llamarán a tu puerta.
Allí estaré yo mirándote, con las manos tendidas.
Enamorado de ti como lo estuve siempre.
Sonriendo entre los árboles,
en cada minúsculo brote de la hierba
que se inclina a tu paso y te acaricia.
Estaré en cada aire y en cada plenilunio.
En cada flor abierta.
En cada sol que alumbre tu paso por la tierra.


Escrito en Maró. El día 11de septiembre
Del año 2006.
Leo AntunezEnlaces a esta entrada

domingo, septiembre 24, 2006

Viajé como un sonámbulo

Llegué a tocar infiernos con mis manos
Y amasé un barro insólito y espeso,
Viajé como un sonámbulo por mundos implacables.
Dando forma al destino que ningún dios me predijo.
Fui un olvidado,
Un peregrino, un emigrante,
Un lobo que le aúlla a una luna de queso
Y hace jirones su disfraz de cordero.
Regresé del olvido sin saberlo.
Fui un árbol arrancado, una brizna de hierba,
El vuelo de un pájaro en la vida de algunos.
Viajé como una ola por seres imposibles,
Que después fueron playas de arenas infinitas.
Viajé como un relámpago por la piel de La Tierra.
Am
é como ama un condenado a muerte:

Desolada, furiosa, desesperadamente.
Para alguien como yo, no hubo distancias imposibles.
No hubo cumbres remotas que mi pie no cruzara.
En desplante sublime de fuerza y de locura,
Yo fui un guerrero enamorado.
Viajé como un sonámbulo por mundos inasibles,
En los que muy pocos hombres se atrevieron.
Ahora estoy esperando algo como un aullido,
Un tsunami, un viento abrasador, terrible.
Algún sonido inmenso que lo derribe todo,
Para empezar de nuevo y reescribirlo todo.

Escrito en Maró.
El 12 de septiembre de 2006.
Leo AntunezEnlaces a esta entrada

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