miércoles, 3 de noviembre de 2010

jueves, febrero 25, 2010

Y A MI QUE.

Sabré mirar sin desconcierto
el agua desolada y poderosa
que golpea incesante la misma simple roca.

Estaré aguardando simplemente
que me alcance
la espuma y el fragor, la bruma y el olvido.

Yo sé qué hacer en este caso.
Nada temo.

He bebido antes de esta copa
el mismo vino amargo.

De mi destino no esperaba otra cosa.

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