miércoles, 3 de noviembre de 2010

martes, enero 12, 2010

VEJECES.

Poco a poco uno cae.
Se esconde en el olvido.

Uno se adhiere a la blancura de la nube
al vuelo impensable de una simple gaviota.
Se vuelve roca ciega.
Se transforma en musgo.

Poco a poco la vida
se vuelve esa gaviota.
Lentamente ese musgo
se transforma en tus manos.

Ineludiblemente te vuelves esa nube.
Tu corazón se mueve como arena
que baña la marea.
El dolor se incrementa
y se transforma en mueca,
y de La Nada surge algo parecido a una trgua.

Delante de tí
se forjan los espejos sin memoria.
Acude despiadado
el lobo del miedo y de la duda.
La ventana se concibe
como si todo fuera
la lluvia serena de tus ojos.

Poco a poco te vuelves una niebla de musgo.
Un vuelo de silencioso aire.
Caricia de una roca que sonríe.
Espuma del olvido.
Agua de un mundo
cada vez más ajeno.

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