miércoles, 3 de noviembre de 2010

miércoles, noviembre 18, 2009

MUTACIONES.

Acude la niebla y en su manto
encierra el monte y en su levedad sublime
encierra el agua y su bramido aún lejanos.
Toda quietud, la tarde abarca en su silencio
una cornisa de olvido y de ternura,
un leve abrazo,
un beso y un silencio enamorado.
Transcurre un tiempo apenas
entre nube y suspiro, lluvia y canto.
El pájaro rojo se posa allí donde ella vaya,
y eleva su vuelo allí donde yo miro.
Establecido el aire, suceden  otras cosas.
El oleaje se suma y en su espuma
navega la alegría que inauguro,
la esfera de un nombre que pronuncio,
el presagio de la luz que ya establezco.

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