En mí sucede ahora
la plenitud serena,
la ternura y la oscura
conciencia de la vida
del que no es amado ni temido.
En mí sucede todo de otra forma.
Como un caldero ya aposentado
que guarda los sabores y texturas
sin gula, sin apuro, y sin excusas.
Bebo el agua clara de los días.
Guardo y acreciento
los gestos que me acercan
sólo aquéllo que anhelo y que decido.
Hay otra luz que acude a los espejos.
Un nuevo despertar en la espesura.
Guardo silencio más de lo que digo.
Miro a lo lejos y lo veo cercano.
Sueño sin despertarme y sin desasosiego.
Ahora que sí puedo decido lo que quiero.
Y ya no quiero nada excepto esto.
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