domingo, 9 de enero de 2011

NAVIDEÑO.

Dobla el ciprés su copa
ante el viento abrasador
y sin embargo,
sigue envuelto en Navidad
en su disfraz de luces.
Extraño símbolo de otras lejanías,
esconde entre sus ramas luminosas
dos nidos de paloma.
Uno desvencijado,vacío,
al que de vez en cuando acuden los gorriones
como si fuera una especie
de lugar de reunión para extranjeros.
Y otro con dos pichones
que hace poco nacieron,
y una pareja de padres temerosa.
En el balcón cercano
habita una señora muy señora,
muy anciana y modosa que sonríe
como si cada arrullo que escucha
fuera suyo.
Yo sonrío cuando paso y me saluda
orgullosa del árbol con sus nidos,
la luz de Navidad y sus palomas.
Dobla el ciprés su copa,
pero esconde un nido de amor 
que no se dobla.
Ni ante el viento abrasador
ni ante la duda.

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