martes, 11 de enero de 2011

METAL NUEVO.

Soy lo que llamamos un Forjador.  
                                                                                    
 Doblo y doblo sin cesar metales luminosos.
Esta semana toca forjar mariposas, escolopendras y caracoles.


La semana pasada fue increíble la cantidad de claveles del aire que demandaba la multitud.
Era la festividad que consagraba el Príncipe Nuevo, y el acantilado estaba rebosante de alegría y gritos.


Muchedumbres enteras esperando el momento en que Lo Sublime del aire se mezclara con Lo Necesario de la Tierra.


No siempre tenemos éxito, ni siquiera es frecuente que consigamos un Príncipe Nuevo entre los postulantes.
Ah!...pero esta semana sé, presiento, percibo, que sucederá algo excepcional en La Postulación.
He visto ya las hembras postuladas.
Y me asombra la gran variedad de especies entre los postulantes machos.
Este Acantilado no será aburrido.
Se ha vuelto imprevisible el resultado.
Y si ganara un Ajeno la Contienda?
Yo soy un Forjador y no debo preocuparme de esas cosas.
Veremos si consigo engañar al Jurado esta vez.
Porque esta vez hay una hijo de mi estirpe que compite.
Y nadie, absolutamente nadie sabe que es mi hijo.
Yo he forjado su alma y su morral, su espada, su escudo, sus sandalias.
Y lo más importante; he forjado su oportunidad desde hace cinco generaciones.
Ni siquiera El lo sabe.
Yo sé que ganará la Oportunidad lunar,porque nadie puede oponérsele.
Ël,-bien lo sé yo- aspira a el Manto Solar de los Espejos.
Pero es fundamental que suceda esta prueba inicial y la supere.
Cuando llegue el momento, sabré contener mi emoción, y ocultaré mi entrega.
Ninguno de todos los aquí reunidos ha sido nunca capaz de renunciar a su propia Entidad para ver cómo brilla con luz propia un Forjado por Tí.
Yo sí.
Lo he logrado.
Podré dormir el Sueño Realizado.
Debo seguir mientras tanto, forjando formas luminosas, precisas.
Que recuerden mi talento a través de mi forja.
En la Lucha del Príncipe Nuevo, ninguno tendrá una armadura semejante.
Sólo debo disimular la emoción mientras sucede todo.
Después, cuando suceda, seré elevado y reconocido,-mal que les pese-, como un Forjador de Estirpes.
Nadie habrá conseguido eso antes que yo.
Y si fracaso?
No hay fracaso posible, lo sé.
Para fracasar deberían haber otras opciones, otras estrategias más eficaces, otros Aspirantes mejor pertrechados, algún misterio que yo no supiera o hubiera escapado a mi tela de araña.
Vayamos al encuentro.
Veamos cómo sucede.




En la noche del Acantilado, El forjador vio como su estrategia alcanzaba el fin premeditado.
El recién aceptado como Príncipe Nuevo venció a todos y cada uno de sus oponentes.
En cada batalla su fulgor se acrecentaba en la misma medida en que decrecía el del Forjador.
Al cabo de la competición, cuando fueron a buscar la corona, descubrieron que estaba forjada en un metal desconocido hasta entonces,y era de una exquisitez incomparable.
Al pie de La Forja de Los Sueños, un breve montoncito de ceniza era el único rastro dejado por quien había sido el artífice de una nueva era.
No hubo preguntas ni respuestas.
Todo comenzaba de nuevo.
Y nunca mejor dicho.
























e



1 comentario:

  1. Pero qué hermoso relato, es preciosisimo. Gracias.
    Besos y unos cuantos achuchones.

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