viernes, 21 de enero de 2011

HOMENAJE A LA ESTIRPE.

Llueven gotas azules en el desierto Mogol.
Los pocos que quedamos debemos buscar refugio, sabedores que en cuanto se transformen en negras estaremos perdidos.
Algunos de nosotros deberán ser reciclados. Todos lo sabemos…especialmente aquellos que ven su propio deterioro.
Tampoco es tan terrible.
Llegar a La Roca que protege nuestra huída nos llevó más tiempo del esperado, y la noche se abalanzó sobre nosotros antes de que la lluvia cambiara de color.
No somos tan primitivos como para necesitar encender fuego, pero igualmente, aunque lo deseáramos, no tendríamos con qué.
Tendemos las Cortinas de Ocultamiento bajo la gran roca, y preparamos la defensa del perímetro.
Nunca está de más la precaución. Sabemos que son silenciosos. Muy silenciosos.
Transcurren las que llamamos Horas Amargas.
Porque el rencor acumulado, la rabia, la desesperación y los recuerdos hacen que te aflore ese sabor a lo que quede de tu boca.
Nosotros los VR, tenemos ese sentimiento contradictorio de que podríamos haber hecho más para cambiar las cosas. No debimos permitir que los cínicos, los políticos, los represores y los manipuladores vencieran en la batalla dialéctica y nos pusieran en desuso.
Nosotros sabíamos la verdad.
Ahora quedamos apenas 17, y no estamos en muy buen estado que digamos.
Hasta llegar aquí y adaptarnos a la contra .ofensiva que llevamos a cabo en el largo invierno, fue un largo y doloroso camino.
Ahora sabemos qué hacer, cuáles son sus puntos débiles.
Cada vez es más difícil alcanzarles.
Han mejorado hasta la saciedad los búnkeres.
Pero nosotros siempre vencemos.
Cada vez que ocurre una batalla, mejoramos, y para la próxima, generalmente estrenamos trucos nuevos.
Uno de los pocos placeres que nos quedan es ver la cara de la Manada cuando atacamos por sorpresas y sembramos el No Furibundo.
Antes de que se recuperen de la sorpresa estamos lo suficientemente lejos como para saber que escapamos a tiempo.
Y lo suficientemente cerca como para oír, -lejano, eso sí-,el grito esperanzador: Los VR nunca mueren!.
Nosotros hacemos todo lo posible por cumplir con el Mandato.
No siempre es fácil Crear.
Y los de  Estirpe Burócrata se reproducen con mucha certeza de comida y refugio.
Lo manejan todo. O al menos eso creen.
Las Fronteras del Alma siguen siendo nuestras, y allí no llegan ni la tecnología ni Las Reglas.
No somos Primitivos.
Nuestros Equipos siguen siendo los mejores.
Y hasta el último de Nosotros seguiremos sembrando la consigna:
Los Viejos Rockeros nunca mueren.
Demostrarlo permanentemente es otra cosa.
Pero hacemos el intento.
A veces, hemos llegado a sentir en medio de la lejanía, un acorde distante.
Sabemos, cuando eso sucede, que la siembra sigue y sigue.
Veremos La Cosecha en qué consiste.

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